martes, 26 de febrero de 2013

Delito de fidelidad


Puedo ser a la vez
tu fiscal  y tu juez;
acusado y testigo de un delito de fidelidad.
Tu proceso, tu sentencia, absolución  o castigo.

Puedo ser  tu  amante y marido.
De tu abogado el amigo peor
y el mejor  enemigo.

Puedo ser un borracho de amor,
drogadicto sexual, una abeja en tu miel,
mariposa en tu flor,
Un gusano  que viste a la mona de seda;
un virus de pasión que navega
por las fuertes corrientes
de tus pies a la frente,
de tus pechos, muslos y caderas
al sistema central de tu vientre.

Puedo ser una góndola negra,
golondrina sin alas ni ganas de vuelo;
gondolero remando  por tu boca  y arterias
de Madrid a París y Venecia.

Puedo ser un letrero luminoso en el cielo
que en los brazos del viento
me lleve por las nubes diciendo
que te odio y te quiero.

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