domingo, 15 de diciembre de 2013

AMOR TEÑIDO EN ODIO

El poema que me gustaría escribir
si no estuviese escrito ya.

Abrió la puerta y dibujó una flecha.
Estaban esperando las palabras
al pie de las dos manos,
pretéritas, silentes, cerradas y orgullosas
como una cicatriz.

LUIS OROZ, poeta del instinto.


AMOR TEÑIDO EN ODIO

A veces 
              acontece
                               que amanece
más pronto que otros días.
Un poco soñoliento
me levanté  pensando que un siglo
no puede ser un año cien veces repetido
y decidí olvidarte.

Cerré la cremallera de los dientes,
aislando así la lengua de los labios
y me quedé sin voz con tu silencio
esperando llegar hasta el ciego
y sordomudo abismo del olvido.

Sin ruido, sin rencor, sin amargura
imaginé que no podrías entrar
por las ventanas de mis poros abiertos
y agravar la pesadilla ingrávida
de mis celos ingenuos con un suave  contacto.

Quise volver a mí ya sin tus olas
y recorrerme entero sin tu sangre.

Ay... qué pequeña eras ahora
en mi existencia propia conseguida
fuera ya de ese círculo que bordea
y envuelve el desengaño

Pero no, todo fue inútil. Sólo por un momento
fui como el grano de playa
que queriendo vivir en soledad la vida de ermitaño
se trasladó al desierto.

Llegué a mi mismo tarde.
Eras tú la que estaba
dentro de mí esperando.

Buscabas desde dentro ser otra vez
la voz de mi conciencia.
Manejarme como un juguete propio
enredando los hilos de mis nervios
narcotizar de nuevo mis sentidos.
Subirte a mi cabeza, enterrar mi memoria
para borrar la historia turbulenta
de tanto amor con otros compartido.

Cuando te conocí fuera de mí en la atmósfera
tenías la forma escultural de un ánfora,
adulterio del vino,
encarnación de amor en pasión violenta,
distorsión del orgasmo en las metáforas.

Pensabas que el amor era un hombre sin nombre,
dibujado y ahogado en la corriente de un río.
que las palabras son sílabas difusas
que sólo tienen eco en el grito, la cúpula del pecho
o el gemido.

Sentí la diferencia existente
entre estar dentro de mí y de ti
ocupando tu cuerpo con orgasmos ya secos
y vacíos.

No pude aguantar un sufrimiento más,
porque cuando quería ser únicamente mío
tú habías hecho bajo mi piel tu casa.

De esta forma invadido
hice acopio de fuerzas
en la estructura incorporal del alma.
Una congoja testicular atenazó mi vientre,
salió de sus entrañas  ira metalizada,
mi lengua perforó los dientes
colocando en los labios kilómetros de rabia;
abrí la boca como cráter de volcán rugiente
y te lancé fuera de mí como estrella fugaz
que perforó las nubes,
poniendo en la distancia
una luna de lava.



martes, 24 de septiembre de 2013

La vida sumergida

Abrí los ojos y recordé mi sueño,
un sueño no vivido, muchas veces soñado,  
de imágenes borrosas, pesadillas confusas
con palabras calladas, lleno de realidad.

En la ciudad del Neva,
a veinticinco grados bajo cero
el sol era un recuerdo remoto del verano.

Me asomé a la ventana sin abrir los cristales,
y vi caer halcones, gaviotas y palomas
entre copos de nieve,
que cubrían de plumas y pintaban de blanco y rojo
los pies de la ciudad.

La gente paseaba por la avenida Nevski
cubierta la cabeza con un gorro negro o marrón
sin forma de sombrero
a la sombra de la noche y el frío,
hablando de un futuro, presente del pasado,
reflejado en las estatuas forradas por el hielo,
memorias pétreas proyectadas
a un futuro de guerra y paz, mas siempre violento
de batallas antiguas perdidas o ganadas.   

Me puse a  recordar entonces
ante tanto gentío amistoso, pacífico y tranquilo
lo que había sido en realidad la historia
en su geografía:
un reguero de sangre coagulada
del tiempo en la memoria,
y una losa en los campos de exterminio,
enlutada por una guerra fría.

Como en tantas ciudades
ni hidrógeno ni oxígeno purificando el aire
de la ciudad humana brutalmente agredida
que levantaba sus músculos de acero y hormigón
como fantasmas pétreos,
cimentando sus pilares en ciénagas de lodo
con hedor a cloacas y lluvia radioactiva.   

¿ Quién colocó en el polen las alas de la muerte?

¿Quién firmó con veneno la receta al enfermo,
y al pretender curarse le emponzoñó la herida?

Quién cerró las ventanas y proyectó de noche
la película en blanco que se filmó de día?

Esos brazos abiertos por cuyas venas
corre la fiebre soterrada,
ese pulmón que inhala la polución que emana
de una industria agresiva,
ese joven nacido para ser educado
y sufre en sus tejidos la carcoma del alcohol
y la droga, marginación y sida.

Esa danza macabra de esqueletos vivientes
que llegan de países cercanos y lejanos
está testimoniando que en el mundo hay dos vidas:
una vida que emerge nadando en la abundancia,
porque está sustentada por otra sumergida.


Cerré los ojos y volví a otro sueño,
esta vez ni vivido ni soñado.

La razón de haber ido a Petersburgo era  
encontrar el paraíso del amor perdido,
en la mujer eslava.

Halcones, gaviotas y palomas renacidas  remontaban el vuelo
hacia otros horizontes más limpios, y agitando sus alas
le pedían  que pariese  de nuevo,
fecundando su vientre  con la mejor semilla,
que naciera y creciese como crecen las plantas,
respetando el desierto, purificando el aire,
casadas con el sol y amantes de la lluvia.

Le pedían que sus hijos al igual que las nubes
vagasen por la tierra sin ponerle fronteras
donde el rencor y el odio no tuviesen cabida;
que al hablar en sus leyes de derechos humanos
y seguros sociales,
como en los animales
no fuese necesaria la palabra justicia.

Que el amor fuese más que una simple palabra:
un corazón latiendo con la sangre de todos.

Y la paz fuese un río navegable y profundo,
caudaloso, transparente y extenso,
que fuese tan inmenso

que no tuviese orillas.    

martes, 3 de septiembre de 2013

PRÓRROGA












He pedido una prórroga a la vida
para seguir amándonos;
y la vida me ha dado todo el tiempo perdido
desde que fuimos niños y nos sentimos solos
el uno en pos del otro,
sin saber quiénes éramos, dónde nos hallaríamos,
en qué temblor de sensaciones nuevas,
de ansiedad reprimida, dispersos en la duda
y entre el amor buscándonos.

Yo buscaba una niña que tuviese en la frente
tatuada una cometa,
con un cuerpo de espiga y piernas de tebeo,
imán en la mirada y un ancla en la sonrisa,
un enjambre de abejas saliendo de sus ojos,
y un chicle de amapolas explotando en sus labios.
Una niña silvestre que estuviese volando
en un prado de hortensias como una mariposa
y al levantar los brazos para coger las flores
las yemas de sus dedos me pareciesen pétalos.

La sentí adolescente sentada en un pupitre
agitando en su mente torbellinos de ideas,
rebelde a la obediencia de mandamientos falsos.
La observé en los recreos discutir con los chicos.
La seguí en los tranvías, la perseguí en el metro.
La busqué por las calles de Madrid, Petersburgo, Nueva York y Venecia
- suburbios, bulevares, avenidas y puentes-.
Me hizo cruzar de noche por parques de cemento
y jardines de piedra con árboles de asfalto.
Me llevó hasta la costa por caminos de hierro.
Se bañaba desnuda.
Bebía agua del mar en vaso de corales.
Su vientre era una playa de arena, sal y caracolas vivas.
En su pecho bullía el magma incandescente
de un corazón volcánico.

En las horas de insomnio la llamaba María ;                                       
y es que María era en mi pozo de ensueños
mujer- pez  que vestía
 jersey marrón y pantalón vaquero,
zapatos de tacón de aguja con escamas
y un cinturón de cuero
cuya hebilla tenía la forma de unos dedos abiertos
 que enlazaban sus manos.
Como una copa de cristal su talle se ovalaba en el pecho
con un nido de palomas gemelas con el pico de nácar
que había construido en las ramas de sus brazos.

Cuando creí encontrarla se me acabó la prórroga.
La vi en la lejanía huyendo de los hombres
hablando a las gaviotas en la popa de un barco.

Me había enamorado de una sirena rubia,
nacida hace unos años  en la margen izquierda del Neva
donde se juntan lluvia y nieve del río
con el hielo del Báltico.
Yo la estuve buscando durante casi un siglo
desesperadamente
por las cálidas aguas del mar Mediterráneo.
Y hasta que los dos mares, igual que nuestros cuerpos,
no se junten en una sola ola, con la inercia del alma
a través de los siglos
la seguiré buscando.


lunes, 22 de abril de 2013

Ausencia













Desde que tú te has ido se ha vuelto loco el tiempo.
Son las tres de la tarde y aún sigue amaneciendo.

En la casa vacía soy pena, tristeza y soledad;
soy angustia, ansiedad, desconsuelo.
Soy un hombre abatido que sufre en sus tejidos
la gravedad de un corazón deshecho.

No sé lo que me pasa, me encuentro desolado;
me asomo a la ventana y  el aire me da miedo.

Quiero salir de mi interior llorando
y las lágrimas brotan desde un bloque de hielo
que me rompen los párpados
y horadan las mejillas como garfios de acero.

Mi amor, amada mía,
me has dejado desierto.
Me encuentro en el verano con el frío de invierno.

La colección de máscaras que adornan las paredes
no comprenden tu ausencia,
han cerrado los ojos como señal de duelo.
Las letras se han borrado en los libros,
vagan por los pasillos, suben por las paredes
y lloran en el techo.

En el atlas han desaparecido continentes e islas.
Las montañas, perdido su relieve,
han descendido al valle y destruido pueblos.
Se ha hecho una sola noche sobre los meridianos
y cerrado en un círculo todos los paralelos.

En la calle Serrano las farolas no alumbran por la noche
tus pasos en el suelo.
Se ha hundido el territorio de tu olvidado reino.

El sol es un volcán apagado
en las suaves colinas quebradas de tu pecho
y la luna el espejo donde yo puedo verte
en un tibio y pálido reflejo.

Frondosa de poesía
para que no te vayas te he encerrado en mis versos,
así de esta manera seguirás a mi lado
pues brotando por los poros abiertos de las sílabas
y latiendo en la piel que envuelve las palabras
te seguiré sintiendo.

Mi querida Mashiuska,
hoy cenaré de postre el último racimo
que guardo de tus besos.
Embriagado en su esencia
te cogeré en los brazos y llevaré a la cama
donde antes convergían mi deseo y tu cuerpo;
pero antes y para que respires el fresco de la noche
dejaré en la ventana
mis pulmones abiertos.

Cuando llegue el otoño
en los días de lluvia preguntaré a las nubes
 si en Petersburgo hay cielo,
porque quiero saber si hay suficiente espacio
y un aire sostenible donde pueda caber
el amor gigantesco que aún tienes en mi pecho.

domingo, 10 de marzo de 2013

EL MAR EN DIEPPE.

A  Luis Oroz, gran poeta del instinto.


















En Dieppe no tuve miedo al mar aunque era grande
como el cielo de un dios hecho de hierro.
Allí nos encontramos el mar y yo ayer tarde
y acaricié sus olas metiéndome en su cuerpo.

El mar en Dieppe limita con la playa y una curva de rocas;
mar adentro, donde se pierde el límite y los peces,
el mar en Dieppe limita con el cielo.

No duerme el mar su borrachera de agua,
es un dios de sí mismo en noches de silencio.
Yo fui de madrugada a despertarle
y el mar en Dieppe estaba ya despierto.

Un volcán de serpientes apretadas
parece el mar de Dieppe, como unos pechos
se levantan sus olas amurallando el agua
y se hace impenetrable  a la espada del viento.

Yo me quedé en sus muelles limitado al avance:
tenía el mar de cara cerca y lejos;
descansaban mis ojos horizontales de agua
y era el agua una masa sin objetos en Dieppe,
donde esperaba el mar cada mañana
la partida de un barco, el desconsuelo
de ese ofrecer su vientre sin abrirse,
porque en el mar no existen agujeros.

De costa a costa el mar pierde su fuerza;
un latido de peces en el centro
alborota sus aguas desde el fondo
donde la vida habita un cementerio.

El mar de Dieppe se pierde como un bosque
sin caminos de asfalto ni de hierro,
gigantesca montaña boca abajo,
un terremoto de agua en movimiento
donde su masa empuja con los pies de espuma
la barriga quebrada del continente quieto
y así regresa al mar sobre sí mismo
rechazado, fugaz, enloquecido;
pertinaz al regreso vuelve el mar a la costa:
visto desde la luna será un ojo de fieltro.

A Dieppe después del alba como un Guernica al trote
de tierra y de gaviotas
volvía el mar sediento.
Encontraba las costas con sus propios cuchillos
y los ojos hambrientos de viejos marineros.

Le despedí en los muelles a las 6 de la tarde:
tenía el mar mis ojos donde quedarse inmenso.

Vacío hacía otras costas, desnudo como un parto,
parece el mar un náufrago cuando se va del puerto.

           DESDE NORMANDIA

viernes, 8 de marzo de 2013

ENCUENTRO

Cuando vengas conmigo te alojaré en mi casa.
Tiene puertas abiertas de par en par
al mar y la montaña.
Si quieres navegar por mis venas,
te abriré las ventanas
y haré con mis pulmones
corrientes de agua y viento
con que mover tus velas y aligerar las alas.
Ven conmigo, amor mío,
y sentirás la brisa de mi aliento
que huele a sal de sol ardiente
con perfume de algas.

sábado, 2 de marzo de 2013

La mitad de tu cuerpo

Niños del porvenir:
al leer esta página indignante
sabréis que en otros tiempos
¡el amor!, ¡dulce amor!, por crimen fue tenido

                                               William Blake
 


Escúchame, mujer,
Soy el hombre que quiere solamente
la mitad de tu cuerpo,
y si fuera posible dos tercios de tu alma.

Pude ser como tú,
mas no tuve libertad de elegir
el  camino genital de la especie,
y así fue que el destino le dio sólo a tu ser
lo que a mí me hace falta.

Los mayores me dijeron de niño
que tú eras el rey negro
y que soñar contigo era adorar al diablo;
me cortaron las flores del jardín de la mente,
y no quise ser niño;
sino el gato  callejero y el perro vagabundo
que buscaban jugando copular  con las hembras
y nunca les dijeron que aquello era pecado.

martes, 26 de febrero de 2013

Delito de fidelidad


Puedo ser a la vez
tu fiscal  y tu juez;
acusado y testigo de un delito de fidelidad.
Tu proceso, tu sentencia, absolución  o castigo.

Puedo ser  tu  amante y marido.
De tu abogado el amigo peor
y el mejor  enemigo.

Puedo ser un borracho de amor,
drogadicto sexual, una abeja en tu miel,
mariposa en tu flor,
Un gusano  que viste a la mona de seda;
un virus de pasión que navega
por las fuertes corrientes
de tus pies a la frente,
de tus pechos, muslos y caderas
al sistema central de tu vientre.

Puedo ser una góndola negra,
golondrina sin alas ni ganas de vuelo;
gondolero remando  por tu boca  y arterias
de Madrid a París y Venecia.

Puedo ser un letrero luminoso en el cielo
que en los brazos del viento
me lleve por las nubes diciendo
que te odio y te quiero.

sábado, 23 de febrero de 2013

Futuro
















Esta tarde saldremos
a buscar el futuro que aún falta en nuestras vidas.
Pasaremos la noche en la orilla de un río,
cuya corriente suba a visitar su infancia.
Cuando salga la luna,
sus rayos proyectarán sobre la superficie del agua
un racimo de estrellas saliendo de tus ojos.
Con la red de mis  manos zurcida por tus dedos
probaremos el agua antes que llegue el alba.
Y cuando ya amanezca
volveremos a casa con el resto de vida
de un futuro, presente en el pasado.
Tu traerás sobre los pies descalzos
la escultura de tu cuerpo desnudo
y yo sobre los hombros la primavera, el verano,
el otoño y el invierno unidos.

viernes, 22 de febrero de 2013

Luna llena
















La realidad del amor
se encuentra siempre en la duda,
que testigo de la noche
la viste siempre desnuda.

No sé si estoy vivo o muerto.
Si despierto estoy dormido.

Si vivo en hoy o mañana.
Si desnudo en un desierto
0 en una playa canaria
haciendo el amor contigo.

Si me encuentro cerca o lejos
cuando estoy en ti metido,
fuera ya de los complejos que me crea
 el deseo de tu sexo
tantas veces reprimido.

Si me encuentro perturbado
de estar cuerdo sin sentido.
Si soy rostro o sólo espejo.
Si soy tu amante o marido...
abandonado al olvido de tus besos.

No lo sé, pero lo siento.

Siento que solo en  tu cuerpo
soy  fósil resucitado
de un sueño que no he dormido
ni soñado;
que me encuentro enajenado,
cuando veo cómo  el sol
es simplemente el reflejo de tu rostro
que convierte en luna llena tu mirada;
y yo solamente un grano ...
de arena puesto en la cara.

Me da igual
si la arena es de desierto o  de playa.