domingo, 10 de marzo de 2013

EL MAR EN DIEPPE.

A  Luis Oroz, gran poeta del instinto.


















En Dieppe no tuve miedo al mar aunque era grande
como el cielo de un dios hecho de hierro.
Allí nos encontramos el mar y yo ayer tarde
y acaricié sus olas metiéndome en su cuerpo.

El mar en Dieppe limita con la playa y una curva de rocas;
mar adentro, donde se pierde el límite y los peces,
el mar en Dieppe limita con el cielo.

No duerme el mar su borrachera de agua,
es un dios de sí mismo en noches de silencio.
Yo fui de madrugada a despertarle
y el mar en Dieppe estaba ya despierto.

Un volcán de serpientes apretadas
parece el mar de Dieppe, como unos pechos
se levantan sus olas amurallando el agua
y se hace impenetrable  a la espada del viento.

Yo me quedé en sus muelles limitado al avance:
tenía el mar de cara cerca y lejos;
descansaban mis ojos horizontales de agua
y era el agua una masa sin objetos en Dieppe,
donde esperaba el mar cada mañana
la partida de un barco, el desconsuelo
de ese ofrecer su vientre sin abrirse,
porque en el mar no existen agujeros.

De costa a costa el mar pierde su fuerza;
un latido de peces en el centro
alborota sus aguas desde el fondo
donde la vida habita un cementerio.

El mar de Dieppe se pierde como un bosque
sin caminos de asfalto ni de hierro,
gigantesca montaña boca abajo,
un terremoto de agua en movimiento
donde su masa empuja con los pies de espuma
la barriga quebrada del continente quieto
y así regresa al mar sobre sí mismo
rechazado, fugaz, enloquecido;
pertinaz al regreso vuelve el mar a la costa:
visto desde la luna será un ojo de fieltro.

A Dieppe después del alba como un Guernica al trote
de tierra y de gaviotas
volvía el mar sediento.
Encontraba las costas con sus propios cuchillos
y los ojos hambrientos de viejos marineros.

Le despedí en los muelles a las 6 de la tarde:
tenía el mar mis ojos donde quedarse inmenso.

Vacío hacía otras costas, desnudo como un parto,
parece el mar un náufrago cuando se va del puerto.

           DESDE NORMANDIA

2 comentarios:

  1. Te agradezco mucho, Ángel, la dedicatoria de este precioso Poema casi "impresionaista".

    Poema que va de fuera a adentro, desde la comtemplación hasta la profundidad intrinseca de la propia mirada.
    Un verdadero placer, compañero.


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  2. Muy acertadamente ves en el poema un carácter impresionista... y es que el mar en Diepp no sólo impresiona objetivamente,sino que subjetivamente no puedes
    obviar en el recuerdo la cantidad de muertes que en él se produjeron en la invasión de Normandía. De ahí que yo vea en su fondo un cementerio marino.
    Sabes muy bien que la dedicatoria se debe no solamente
    a mi admiración por tu poesía, sino también por tu altruismo hacia otros poetas que aparecen en tus blogs
    que como yo te quieren lo mismo que te admiran.
    Un fuerte abrazo,
    a.s.

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