Aun subsiste mi amor enajenado
por las brumas del tiempo envejecido.
En estos años de mi vida solo
muchas veces me he sentido
un luchador enfermo
y ya me siento un vencedor vencido.
Cuando el tiempo ya no tenga estaciones,
el día sea solamente la noche,
en el mar se evaporen las olas de
retorno
y las venas sin sangre
no transmitan al alma la sensación de frio;
entonces...
sin complejo de culpa, sin pecado,
sin el cerebro que le ponga a la conciencia escudo,
en ese lapso de la vida eterna
me pasaré la muerte todo el tiempo contigo.
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