lunes, 22 de abril de 2013

Ausencia













Desde que tú te has ido se ha vuelto loco el tiempo.
Son las tres de la tarde y aún sigue amaneciendo.

En la casa vacía soy pena, tristeza y soledad;
soy angustia, ansiedad, desconsuelo.
Soy un hombre abatido que sufre en sus tejidos
la gravedad de un corazón deshecho.

No sé lo que me pasa, me encuentro desolado;
me asomo a la ventana y  el aire me da miedo.

Quiero salir de mi interior llorando
y las lágrimas brotan desde un bloque de hielo
que me rompen los párpados
y horadan las mejillas como garfios de acero.

Mi amor, amada mía,
me has dejado desierto.
Me encuentro en el verano con el frío de invierno.

La colección de máscaras que adornan las paredes
no comprenden tu ausencia,
han cerrado los ojos como señal de duelo.
Las letras se han borrado en los libros,
vagan por los pasillos, suben por las paredes
y lloran en el techo.

En el atlas han desaparecido continentes e islas.
Las montañas, perdido su relieve,
han descendido al valle y destruido pueblos.
Se ha hecho una sola noche sobre los meridianos
y cerrado en un círculo todos los paralelos.

En la calle Serrano las farolas no alumbran por la noche
tus pasos en el suelo.
Se ha hundido el territorio de tu olvidado reino.

El sol es un volcán apagado
en las suaves colinas quebradas de tu pecho
y la luna el espejo donde yo puedo verte
en un tibio y pálido reflejo.

Frondosa de poesía
para que no te vayas te he encerrado en mis versos,
así de esta manera seguirás a mi lado
pues brotando por los poros abiertos de las sílabas
y latiendo en la piel que envuelve las palabras
te seguiré sintiendo.

Mi querida Mashiuska,
hoy cenaré de postre el último racimo
que guardo de tus besos.
Embriagado en su esencia
te cogeré en los brazos y llevaré a la cama
donde antes convergían mi deseo y tu cuerpo;
pero antes y para que respires el fresco de la noche
dejaré en la ventana
mis pulmones abiertos.

Cuando llegue el otoño
en los días de lluvia preguntaré a las nubes
 si en Petersburgo hay cielo,
porque quiero saber si hay suficiente espacio
y un aire sostenible donde pueda caber
el amor gigantesco que aún tienes en mi pecho.